lunes, mayo 14, 2007

Mana la Rompio y yo estuve ahi!!!!


Los mexicanos de Maná ya pueden destapar el tequila: en la semana se habían jactado de tener que remar para "entrarle" al público argentino. Pero el trabajo de "hormiga" funcionó: 14 años atrás reunieron a unas 50 personas en su primer recital en el país. Como contraste, el sábado en Vélez arrastraron a 40.000 y, a lo largo de su mes de gira argentina, 250.000 los habrán escuchado de cerca.

El éxito los recibió con frío: 10 grados amenazaban a la multitud antes de que los az tecas brotaran al son de Déjame entrar. Detrás de una tela blanca apareció la sombra del líder (Fher Olvera), hasta que el "telón" se abrió y dejó ver su sobretodo negro y sus rulos al viento. Enseguida el show le dio paso a títulos esperados como Oye mi amor o Vivir sin aire y el cuarteto (junto a otros tres músicos) se metió en el bolsillo a los fans, a fuerza de muletillas locales ("los extrañábamos un chungo"), cambios de "tú " por el "vos" y ratos de compromiso social.

Fue el recital de los mil climas: romanticismo, reacción social, humor, obsecuencia, patriotismo... Por momentos Fher (voz) tomaba la armónica y acompañaba con guitarra eléctrica. Otros, era el más carismático del cuarteto, Alex (batería), quien daba la nota: la ovación llegó cuando se despachó con un solo de 10 minutos que lo tuvo como un contorsionista tocando de frente, costado y hasta de espaldas.

El romanticismo cesó un instante con Falta amor, la historia de un chico de la calle, en el que mostraron su costado social. "A todos los niñitos que pululan por las calles de Latinoamérica, que duermen debajo de bancas y caminan como fantasmas", dedicó Olvera, y la "misión" continuó con frases del estilo "Nuestro poder está creciendo más rápido que nuestra sabiduría".

El siguiente paso: túnicas negras, caretas que simulaban calaveras y otro anuncio en pantalla, una campaña contra el suicidio. Para ese entonces el clima volvió a cambiar: una mujer fue elegida para subir a saludarlos y Fher le convidó "vino de Mendoza". Casi al oído, le ofreció un mini-repertorio (Mi religión, Te lloré todo un río), y llegaron Corazón espinado, una versión rockera de El rey y Labios compartidos, del nuevo disco Amar es combatir.

La despedida "mentirosa" llegó con El muelle de San Blas, cuando de a uno fueron desapareciendo metidos en una "caja", hasta que dos temas prolongaron el encuentro. Fher flameaba una bandera argentino-mexicana. "Estos dos emblemas representan mismos sueños, mismas frustraciones, lo que queremos ser y no pudimos", decía. Catorce años después, el conjunto del nombre bíblico produjo el "milagro".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Últimas noticias - Télam