domingo, octubre 31, 2010

Quizás porque

Letra de la canción
Quizás porque
Intérprete: Sui Generis

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Quizás porque no soy un buen poeta
puedo pedirte que te quedes quieta
hasta que yo termine estas palabras.
Quizás porque no soy un buen artista
puedo decirte "tu pintura está lista"
y darteló, orgulloso, este mamarracho.

Quizás no soy un buen soldado
dejo que ataques de frente y costado
cuando discutimos de nuestros proyectos.

Quizás porque no soy de la nobleza
puedo nombrarte mi reina y princesa
y darte coronas de papel de cigarrillo.

Quizás porque no soy un buen comerciante
no pido nada a cambio de darte
lo poco que tengo: mi vida y mis sueños.
Quizás porque no soy nada de eso
es que hoy estás aquí en mi lecho.

lunes, octubre 25, 2010

“Desafío del Paco”

Tenemos el agrado de invitarlos a la 3ra jornada sobre el “Desafío del Paco” a desarrollarse en el Colegio San Pío IX (Yapeyú 197), el día 16 de noviembre a las 17hs.
Durante el segundo encuentro realizado en agosto pasado, acordamos que la mejor respuesta a las distintas demandas que surgen en nuestras comunidades son los Centros Barriales, tales como el “Hogar de Cristo”.

En esta oportunidad los convocamos para analizar y reflexionar el rol del Centro Barrial y su articulación con la comunidad de pertenencia y las organizaciones e instituciones, en relación a la vida cotidiana y la problemática que genera el consumo del paco en nuestros barrios.

Se sumarán a esta reflexión representantes de todos los sectores vinculados con el tema que nos convoca. Esperamos contar con su presencia.


Equipo Organizador

www.sinpaco.org


desafiodelpaco@gmail.com

pdecaacupe@gmail.com
(011) 15 4177 2749/61

martes, octubre 19, 2010

La foto llego a alemania

http://www.mincyt.gov.ar/index.php?contenido=noti_feria_libro_frankfurt4


Una exhibición con las fotos ganadoras del Concurso “Ciencia en foco, tecnología en foco” está presente en el espacio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva dentro del Pabellón Argentino en la Feria del Libro de Frankfurt. Se trata de una selección de más de 20 fotos participantes de la edición 2010 de este concurso destinado a promover la cultura científica.

Entre las fotos exhibidas se encuentran las ganadoras de las categorías A simple vista y Más allá de nuestros ojos. “Levitando por
Fotografia_cientifica_en_Frankfurt
superconducción”, de Jorge Cabrera (Universidad Tecnológica Nacional -Facultad Regional Avellaneda) muestra la levitación de un imán de neodimio sobre un disco de cerámica superconductora. En la foto se puede apreciar en detalle el efecto Meissner, a partir del cual el material superconductor rechaza el campo magnético del imán y hace que éste levite. Por su parte en “El soporte de la vida” de Felix Ortiz, podemos ver el detalle de un huevo de piojo ectoparásito adosado a plumón de un cuclillo canela, un ave que habita el noroeste argentino. La foto muestra la vista desde un microscopio de un embrión completo de piojo de 0,83 mm, en una muestra recolectada en Palpalá, Jujuy, como parte de las investigaciones relacionadas con ectoparásitos asociados a animales silvestres de Jujuy.

Las paredes del Pabellón Argentino también albergan las menciones especiales “Cinceles” de Cristina Reneé Salgado Laurenti, y “Cherenkov Argentino” de Gustavo Markiewicz. En la foto de Salgado Laurenti, lo que a simple vista parecen unos cinceles azules son en realidad los pelos quitinosos que recubren el tercer par de patas de una abeja obrera, utilizados para recolectar polen y transportarlo a la colmena.  Por su parte, la foto de Markiewicz, mención especial en la categoría Bicentenario, muestra el efecto lumínico que se produce cuando el uranio comienza a irradiar bajo el agua puede verse en el reactor RA-3 del Centro Atómico Ezeiza.

Más información




miércoles, octubre 13, 2010

Campaña Aquí Estoy

Sabías que se necesitarían 3 países con la población de Argentina para albergar a los 115 millones de niños y niñas que se ven expuestos a trabajos de alto riesgo en el mundo?

Esta es tan sólo una cifra de los millones de niños y niñas que se ven obligados a trabajar y son muchas las razones que hacen de esta situación una realidad en todo el mundo. Es por eso que quiero invitarte a que te unas a la gran causa que apoya a todos los niños y niñas en America Latina que viven esta realidad para que dejen de trabajar, tengan más oportunidades y un mejor futuro.

La Fundación Telefónica ha comenzado la campaña  “Aquí Estoy” que busca movilizar a la sociedad en contra del trabajo Infantil, es muy fácil participar y mucho lo que lograremos con esta convocatoria, los interesados sólo deben ingresar al site de la campaña www.yodigoaquiestoy.com allí encontrarán una aplicación para subir tu foto,  esta se incluirá dentro de un gran mapa mundial que se formará por las fotos de todas las personas que apoyan la causa.

El próximo 3 y 4 de noviembre en Colombia se realizará el III Encuentro Internacional contra el trabajo infantil, evento en el cual los expertos en el tema a nivel mundial se reunirán para consolidar una red de organizaciones y personas que intercambien prácticas y creen compromisos y vínculos sostenidos que contribuyan a la hoja de ruta al 2016 para la erradicación del trabajo infantil y el cumplimiento de los objetivos del milenio. Esta será una gran oportunidad para apoyar a estos especialistas en sus decisiones y compromisos, y mostrarle a ellos y al mundo que este no es un problema de pocos, es un problema de todos.

Es por eso que te invitamos a unirte a esta causa en contra del trabajo infantil registrando su foto y replicando el mensaje para que logremos que muchas personas digan “Aquí Estoy”




martes, octubre 05, 2010

Historia de la Vaca




La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.

Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los lugares más pobres y desolados de aquella provincia.

Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas.



Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda.

Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar.

Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria reinante.



Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca.

Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era la única posesión material de algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total.



Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”.

Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos del joven.

Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia?”

Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la marcha, y maestro y discípulo partieron sin poder saber que suerte correría aquella familia ante la pérdida de su única posesión.







Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.

Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver que suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.



¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatía entre tocar a la puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar confirmar sus peores sospechas.

Cual sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara?



Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató como, coincidencialmente, el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal.

El hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la muerte de la vaca había sido de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la vaca había sido su única fuente de sustento. El poseer esta vaca le había ganado el respeto de sus menos afortunados vecinos, quienes envidiaban no contar con tan preciado bien.



Sin embargo, continuó el hombre, poco después de aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que pudiésemos alimentarnos.

Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales que sobraban y con este dinero compramos más semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida nueva.

El maestro, quien había permanecido en silencio, prestando atención al fascinante relato del hombre, llamó al joven a un lado y en voz baja le preguntó:









¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estaría hoy donde ahora se encuentra?

Seguramente no, respondió el joven.

¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria.

Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, así no fuese más que una flacuchenta vaca, debieron tomar la decisión de buscar algo más.



En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en medio de la miseria.

Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas, más no lo suficiente como para querer cambiarla. ¿Ves lo trágico de esta situación?

Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades económicas mínimas y no te trae absolutamente ninguna satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo y buscar uno mejor. No obstante, cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tus necesidades básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te ofrece cierta comodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas para ti y tu familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes.



Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida. Ideas, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez hayamos matado nuestras vacas.



Fuente: Camilo Cruz (Liderazgo y Mercadeo)

domingo, octubre 03, 2010

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