viernes, junio 10, 2011

Yerba, no hay…

Fuente:http://blog.guiaoleo.com.ar/yerba-no-hay/ 

Yerba, no hay…


¿Cuántas veces al día pronunciamos o escuchamos la frase: “tomamos unos mates”? Si lo pensamos lógicamente ¿No es insólito que la gente se junte alrededor de una bebida que no tiene alcohol? Se pusieron a pensar que es la única bebida, no embotellada, que tiene la impunidad de tomarse prácticamente en cualquier lugar: en casa, en la oficina, en el colectivo, en el tren, en el auto, en la calle, en la playa, hasta hay bares y restaurantes que ofrecen mate en la carta, ¡aplausos para esa idea! Conozco algunos personalmente, en ocasiones voy con amigos o a la salida de la oficina, unos ricos mates y taza taza… ¿Qué les parece? ¿Conocen alguno para recomendar?
Otra de las características del mate es que da lugar al encuentro, a la charla profunda, o por lo menos extensa y –al mismo tiempo- te exime de compartir una cena o almuerzo con gente a la que no le dedicarías tanto tiempo… “paso mañana a tomar unos mates”, se lee entre líneas: de ahí me voy a cenar con MIS amigos y todos contentos. Eso solamente se puede hacer porque existe el mate, nadie dice “venite a casa a tomar un agua saborizada”, aunque algunas marcas pagarían fortunas por ese espacio publicitario. Hablando de sabores, ¿Qué opinión les merecen las yerbas saborizadas? Mi opinión es: ¡PUAJ!. Es como que no logran el verdadero gusto que tiene el mate cuando le ponés café, naranja o limón.
Buscando información para esta nota leí: “el mate contiene prácticamente todas las vitaminas necesarias para vivir” ¡Wow! estoy salvada. Sin embargo hay gente que tiene el don de cebar un mate tan feo que hasta las vitaminas se asustan, e indefectiblemente decís “gracias” después del segundo mate. En todas las familias hay alguien así.
A pesar de ser algo tan cotidiano, el mate no es moderno: cuenta la historia que era consumido por los pueblos originarios del Alto Paraguay y los Jesuitas lo acercaron a la población criolla y gaucha en Argentina, Uruguay y el sur de Brasil. Por supuesto que cada región lo tuneó a su manera: en Brasil se llama chimarrão, la yerba no tiene palo, es de color verde casi fluorescente y se toma en un mate de madera gigante, con agua tibia. En Uruguay la yerba tampoco tiene palo, pero es de color “normal” y muy amarga, el mate es de calabaza (el famoso porongo) y el agua tiene que estar a 10 segundos de hervir. Hasta los Sirios lo toman: en mates de vidrio, con bombillas cortitas y son uno de los principales destinatarios de la exportación argentina de yerba. Y nosotros tomamos en un mate de lata, de madera, de calabaza, en un vaso, en cualquier lado y hasta inventamos bombillas de madera… ¡una locura!
Por último, está la dicotomía del mate amargo, dulce, o, como dice mi tía: “agrio”, cuando le pones un poquitito de azúcar cada tanto (la opción “con edulcorante” no está considerada). Por mi parte, prefiero amargo y supongo que se lo debo a mis antepasados charrúas, aunque hay quien respondería: “para amarga está la vida”, ¡vamos! La vida no es amarga si hay mate y con quien compartirlo…
Leti Quirque
Leticia es Lic. en Comunicación social, trabaja en Guía Oleo hace casi un año. Su hobby favorito es hacer radio porque ahí también se puede tomar mate.
10 Jun 2011 | 2 Comentar

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