viernes, mayo 03, 2013

LAS HORAS PERDIDAS


Que pena 
las horas perdidas, que dimos de ventaja 
las copas vacias, mentiras sin barajas, 
que tus cosas, que las mias, 
y al fin llevarnos nada. 

Que pena 
los pasos en vano, 
dejandonos de lado los bares abiertos que no nos acordamos 
las lluvias sin chapas, los mapas alambrados. 

Pero, que pena 
las azucenas en la ventana 
que pena todo, que pena nada, 
que pena el oro que no brillaba 
lo que queriamos ser de grandes 
lo que volvimos enloquecidos 
tan negociables. 

Que pena 
las noches aquellas, mirando las estrellas 
siguiendo las huellas, de una riqueza absurda, 
que pena, no haber nunca perdido la cabeza, 

Que pena 
los dias gastados 
a cuenta del futuro, 
tomandonos puro el vino rebajado 
que pena haber fallado, estando tan seguros. 

Pero, que pena 
las azucenas en la ventana 
que pena todo, que pena nada, 
que pena el oro que no brillaba 
lo que queriamos ser de grandes 
lo que volvimos enloquecidos 
tan negociables. 

Que pena 
los cinco minutos, que nunca nos tomamos 
hoteles de paso, por los que no pasamos, 
que pena, tanta cama 
y llegar siempre cansados. 

Que pena 
los sueños corrientes, que nunca nos contamos 
los viajes separados, las flores en Septiembre, 
que pena haber estado 
tan pendiente de lo urgente. 

Pero, que pena 
las azucenas en la ventana 
que pena todo, que pena nada, 
que pena el oro que no brillaba 
lo que queriamos ser de grandes 
lo que volvimos enloquecidos 
tan negociables. 

Pero, que pena 
las azucenas en la ventana 
que pena todo, que pena nada, 
que pena el oro que no brillaba 
lo que queriamos ser de grandes 
lo que volvimos como cretinos 
tan negociables.

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