jueves, diciembre 21, 2006

El cielo o el Infierno?????





Un hombre, a quien le gustaba mucho comer, muere a causa de un atracón. Mientras está en la salita de espera del cielo, piensa que, como la gula es un pecado, se va a ir para el infierno. El miedo lo invade y temeroso se acerca al mostrador donde un angelito tipeaba unos formularios en una computadora. El tipo se anima y le pregunta:
--Discúlpeme, señor. ¿Me podría decir cómo es el infierno? Para ir preparándome, ¿sabe?
--¿Usted quiere saber cómo es el infierno? Asómese a esa puerta y verá --le contestó el ángel.
El tipo abrió la puerta y lo que encontró lo llenó de angustia y desesperación. En medio de un salón enorme había unas mesas gigantescas con mucha gente sentada a ella. En la mesa, una gran olla con un guisote hiriente de rico por lo que acusaba el olor. Para llegar hasta el guiso, todos tenían una cuchara de madera de varios metros atada a un brazo. El problema era que al querer comer, no podían hacer llegar la punta de la cuchara a la boca, dada la longitud del mango, y la comida se les caía, a veces al suelo, otras ensima y se quemaban. Los lamentos que venían de esa sala eran ensordecedores.
El hombre, lleno de dolor, volvió a la sala y esperó otro buen tiempo más. En un momento, le surgió otra duda y se acercó nuevamente al mostrador.
--Disculpe, señor, que lo moleste de nuevo. Ese infierno es horrible y de seguro iré a parar a él. ¿Usted no me podría contar cómo es el Paraíso ya que no podré verlo?
--Si verlo es lo que quiere, asómese a esa otra puerta y listo --le contestó el ángel y siguió en sus papeles.
El hombre lleno de ansiedad se dirigió a la puerta y lo que allí vio lo colmó de asombro. En medio de un salón enorme había unas mesas gigantescas con mucha gente sentada a ella. En la mesa, una gran olla con un guisote hiriente de rico por lo que acusaba el olor. Para llegar hasta el guiso, todos tenían una cuchara de madera de varios metros atada a un brazo. Todo exactamente igual que en la anterior. La única diferencia que apreciaba era que las personas en lugar de desesperarse por llevarse la comida a la boca, se daban de comer unos a otros.

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